La semana pasada he estado enfermo, así que con pocas ganas de trabajar. Ha sido un buen momento para descansar y, por qué no, retomar algunas viejas partidas que tenía olvidadas. Estoy modelando la Roma imperial, así que no es mala idea preguntarse: ¿cómo nos muestran los videojuegos a Roma?
Lo cierto es que Roma está de moda. Dos títulos recientes la tienen como protagonista: Ryse Son of Rome, y Rome II Total War. El Ryse es un juego de esos de darle a los botones como un poseso, con muchísima violencia y poquísima veracidad histórica. El Total War es un juego más pausado, de estrategia, donde vemos batallas en la distancia y cual general romano nos dedicamos a dar órdenes a las tropas.
Pero ninguno de estos juegos están ahora mismo al alcance de mi interés. Yo tenía una partida anterior con un juego más antiguo pero también muy interesante: el Assassin’s Creed Brotherhood, donde nos encontramos en la Roma del año 1500 haciendo frente a todo tipo de conspiraciones del Papa Borgia y de su infausto hijo.
Resulta interesante ver cómo han resuelto los desarrolladores de este juego la compleja tarea de recrear toda una ciudad como Roma en aquella época. Es muy impresionante hacer que el personaje se suba a una de esas famosas torres que jalonaban la silueta de la urbe para tener una panorámica de toda la ciudad. Es tremendo el detalle de algunos interiores, como el del Panteón o el Coliseo.
¿Y el foro romano, cómo aparece en este juego? Puesto que estoy investigando sobre él, resulta interesante ver cómo han modelado y utilizado los datos. Lo primero que he constatado es que el modelo de la Roma del Assassin’s Creed no está a escala, sino que está reducido de tamaño. De este modo podemos atravesar la ciudad de punta a punta en un tiempo relativamente pequeño, más cuando el personaje corre cuanto quiere sin cansarse. Lo siguiente que me ha llamado la atención es que las colinas han sido exageradas para hacer que parezcan casi acantilados en medio de una llanura. Con esto consiguen una elevación muy pronunciada en un corto espacio, haciendo que las dimensiones relativas del mundo recreado sean muchos más pequeñas que en la realidad. Esto también se traduce en una pérdida de edificios. Algunas manzanas han sido suprimidas, muchos edificios han sido eliminados, etc. Es lógico, se trata de un videojuego, no de un simulador histórico. El escenario está ahí simplemente como excusa para unas dinámicas de juego, para nada más.
A pesar de ello, resulta muy notable la reconstrucción. Se han tomado el detalle de presentar de vez en cuando información al usuario de qué edificio está contemplando, pudiendo leer algo relativo a su historia, y la reconstrucción en general se ajusta bastante bien a lo que debió ser la realidad, aunque conviene saber que el foro romano fue un vertedero y una cantera llena de escombros hasta casi el siglo XIX, y que por tanto en el siglo XVI no podía tener ese aspecto despejado que tiene en el juego. Pero estoy seguro que estas cosas muchos jugadores a los que la Historia no resulta tan importante, se lo habrán perdonado. Yo también lo he hecho, porque en el fondo, es muy divertido ser ese malabarista mercenario que es Ezio.